A propósito del día internacional
de la lucha campesina quiero traer a colación algunos elementos que puede aportar
para el análisis, y por consiguiente para la acción.
En la actualidad presenciamos una
crisis global que abarca desde la crisis civilizatoria, ecológica, financiera, alimentaria y hasta crisis humanitaria en
algunas regiones del Globo, cuyo principal causante es el modelo de producción hegemónico
hoy día, que es el modelo de producción
capitalista.
El capitalismo lleva intrínsecamente
la capacidad de devorar, destruir
apropiándose y monopolizando los recursos naturales. Esta apropiación asumida por la burguesía
desde la revolución francesa con su lema Liberté, égalité, fraternité, lema que hasta hoy día adjudica a la clase dominante y que por sus propias contradicciones nos van arrojando hacia una crisis a escala planetaria.
desde la revolución francesa con su lema Liberté, égalité, fraternité, lema que hasta hoy día adjudica a la clase dominante y que por sus propias contradicciones nos van arrojando hacia una crisis a escala planetaria.
Los causantes de esta crisis son
autores bien identificados, son dueños de grandes corporaciones y que al mismo tiempo, controlan gobiernos,
universidades, medios de comunicaciones, por lo que podemos afirmar que la
crisis que hoy presenciamos es producto de la avaricia capitalista con el afán
de controlar los territorios y sus recursos naturales para satisfacer las ansias
de acumulación.
Frente a esta crisis hay un
sector importante que se resiste históricamente y que impulsa otra dinámica social,
me refiero a los campesinos y campesinas. A pesar de la imposición del modelo
del agronegocio a escala global el campesinado ha sabido resistir desarrollando
procesos productivos con características particulares basadas en la
cooperación, solidaridad, reciprocidad, manteniendo una convivencia armónica
con la naturaleza.
Hay una guerra desatada por el
capital en el campo, por un lado, el agronegocio que pretende controlar los
territorios, expulsando a indígenas y campesinos para desarrollar monocultivos,
lo que implica deforestación a gran escala, fumigaciones aéreas, mecanización
permanente de los suelos, cultivos transgénicos, por otro lado, los campesinos e indígenas,
arrinconados, desprotegidos, abandonado por las políticas públicas de Estado, a
pesar de todo esto, el campesinado va resistiendo. Por tanto, hay dos modelos antagónicos
en disputa, en donde la coexistencia es imposible en el territorio.
En esta confrontación, el modelo
del agronegocio va ganando espacio
porque tiene operando a su favor grandes capitales, el Estado, y toda la
industria cultural, resultado de esto se ve comunidades campesinas
desaparecidas y otras por desaparecer con medidas de coerción, hostigamiento,
desalojo criminalizaciones y amenazas por parte de los autores del agronegocio.
Frente a esta situación, el
campesinado tenemos que asumir desafíos impostergables no solamente para
resistir sino avanzar en el control territorial para la defensa de nuestra
soberanía y la biodiversidad. Seguidamente quiero puntualizar algunos de esos
desafíos para la resistencia y para el avance:
a) Alianza Campo–Ciudad: El avance del
agronegocio invadiendo las comunidades campesinas e indígenas, contaminando los
ríos y los suelos con los miles de litros de venenos que libera en el medio
ambiente, la eliminación de la biodiversidad, la simplificación del paisaje
natural, la emanación de grandes cantidades de gases de efectos invernadero (CO2,
CH4, N2O) la utilización de semillas transgénicas, la
sustitución del trabajo humano por maquinaria, toda esta problemática sin lugar
a dudas no es solo del campesinado; la crisis alimentaria, ecológica y política
que ocasiona el agronegocio es un problema de la sociedad en general. La lucha
por la soberanía alimentaria llegará hasta la mitad sin la participación activa
de los consumidores de la ciudad, por tanto, esta alianza debe partir con el
rechazo rotundo del agronegocio de la sociedad en general creando espacios
alternativos de intercambio de productos, fortalecimiento del mercado local y
ferias campesinas, promoción y desarrollo de la agricultura urbana, promoción
de miniindustrias diversas. Y un encuentro permanente para el debate y acción
conjunta.
b) Trascender de la agricultura capitalista
(agronegocio): La cadena productiva capitalista está organizada para rendir
tributo al mercado, es éste que reglamenta y condiciona todo el proceso
socioproductivo, producto de esta imposición
importante sector del campesinado ha sufrido una metamorfosis, adaptándose a la
dinámica capitalista, tal es así que muchos de los campesinos ya no se asumen
como tal y se auto denomina productor rural o agricultor familiar,
desconociendo la carga histórica de resistencia que tiene la clase campesina. A
partir de esta realidad percibimos que la disputa entre la agricultura
campesina y el agronegocio va mucho más allá que una disputa del espacio
geográfico sino que por sobre todo es una disputa de carácter ideológica
cultural. Para defender la agricultura campesina hay que rescatar la dinámica
económica propia del campesinado complementando con la de economía
solidaria y otros enfoques alternativos con propuesta ética que suprime las
dependencias, que respete la biodiversidad, que produzca alimentos no
mercancías, que perdure en el tiempo y en el espacio sin poner en riesgo la
capacidad productiva y reproductiva del agroecosistema, que produzca alimentos
de distintos colores. olores y sabores y que reconozca como sujetos a los que
labran la tierra, es este el modelo que tenemos que masificar para lograr la
Soberanía Alimentaria y superar muchas de las crisis que hoy ocasiona el
capitalismo.
c)
Fortalecer
la Organización Popular: Aislados nos van liquidando uno a uno. Es urgente
y necesario crear, consolidar, fortalecer, ampliar un frente de masa consciente
en defensa de la Agricultura Campesina. Cuando hablamos de organización debemos
transcender de la crítica a un modelo que por todos los medios se ve que es
contradictorio e insustentable, debemos plantear acciones concretas en el plano
político pero por sobre todo en el plano productivo, que desde luego también es
político. Es ahí que la agroecología
es una propuesta ético-científico para trascender de la agricultura capitalista
y desarrollar una forma de vida que arroje como resultante el cambio social
necesario para superar todas las crisis provocadas por el modo de producción
capitalista.
d)
Espacio
de formación y promoción de la Agricultura campesina: La hegemonía de la
agricultura capitalista se atribuye tambien a las academias. Tal es así
que ésta agricultura tuvo su raíz científica en el siglo XIX con los postulados
de Von Liebig en donde plantea la sustitución de minerales, base científica
utilizado por el capitalismo para la producción industrial de abonos químicos. Grandes universidades y laboratorios de
investigaciones estudian y promocionan las “ventajas y virtudes” del agronegocio.
Todas las universidades tradicionales de Latinoamérica y del mundo no conocen
otro patrón de producción que la agricultura de la revolución verde. Si ellos
tienen sus universidades para el soporte científico y cultural, los campesinos
e indígenas también pueden, y así lo ha demostrado la CLOC- Vía Campesina con
la creación de varios centros de formación en Agroecología en distintos países
del mundo. Varios de estos centros de
formación desarrollan formación universitaria como es el caso de los IALAs
(Instituto Agroecológico Latinoamericano), pero estos espacios no son
suficientes, es necesario además de fortalecer éstos, crear muchos otros para
disputar científica y culturalmente con mayor eficacia contra el modelo
agroexportador. Igualmente se está dando la batalla para que los campesinos y
campesinas puedan ser reconocidas como sujetos de derecho ante los organismos
internacionales con la promulgación en la ONU de la Declaración de los Derechos
de los campesinos y campesinas.
Hoy, toda la humanidad estamos llamados a defender la
agricultura campesina, y poner en tela de juicio la dicotomía de “progreso
(Agronegocio) y Atraso” (Agricultura Campesina) porque no puede ser progreso ni
desarrollo que contamina y mata, ni puede ser atraso lo que crea condiciones
para la producción y reproducción de la vida.
Adriano Muñoz Pérez
Ingeniero en
Agroecología, Graduado en el Instituto Agroecológico Latinoamericano Paulo
Freire – Venezuela. De estudios campesinos, indígenas y afrodescendientes.
Militante de la
Organización Campesina del Norte
Militante y Colaborador
de la Vía Campesina
No hay comentarios:
Publicar un comentario