Autores: Adriano Muñoz, Nils McCune, y Juan
Reardon.
Alimentando el Pensamiento Critico
Nuestra
América es desde sus raíces una cultura genuinamente agrícola,
con una diversidad campesina que ha
resistido en el tiempo y el espacio, manteniéndose como fuerza
mayoritaria en la producción de alimentos. A pesar de los avances
hegemónicos del neoliberalismo, que pretende desaparecer a la
cultura campesina e imponer la agricultura industrial como único
patrón aceptable, el campesinado ha levantado banderas contra la
artificialización de la agricultura, el monocultivo y la asociada
destrucción del medio ambiente, y la privatización de todo (aguas,
tierras, y semillas, entre otras cosas) incluyendo el sagrado derecho
de una educación digna para la juventud.
En la lucha por la Soberanía
Alimentaría – el derecho de
los pueblos a ejercer el control democrático sobre sus agroecosistemas locales, regionales, y nacionales – la juventud campesina ha estado en una relación asimétrica contra las transnacionales y sus poderosos instrumentos de dominación. La gran mayoría de las y los jóvenes campesinos están marginalizados de la educación secundaria y superior, y las pocas oportunidades de estudiar se dan en instituciones incorporadas a la reproducción de la cultura dominante con una educación agrícola que mantiene un enfoque productivista, reduccionista y rentista, ajeno a la realidad de la agricultura familiar y campesina. Mientras las escuelas y universidades tradicionales se encargan de enseñar a nuestros jóvenes a reproducir patrones de producción, distribución, y consumo que enriquecen a los pocos, los medios de comunicación masivos establecen necesidades artificiales que intoxican a nuestra juventud con un consumismo sin fin, acercándonos cada vez más al inminente agotamiento de los recursos en la tierra.
los pueblos a ejercer el control democrático sobre sus agroecosistemas locales, regionales, y nacionales – la juventud campesina ha estado en una relación asimétrica contra las transnacionales y sus poderosos instrumentos de dominación. La gran mayoría de las y los jóvenes campesinos están marginalizados de la educación secundaria y superior, y las pocas oportunidades de estudiar se dan en instituciones incorporadas a la reproducción de la cultura dominante con una educación agrícola que mantiene un enfoque productivista, reduccionista y rentista, ajeno a la realidad de la agricultura familiar y campesina. Mientras las escuelas y universidades tradicionales se encargan de enseñar a nuestros jóvenes a reproducir patrones de producción, distribución, y consumo que enriquecen a los pocos, los medios de comunicación masivos establecen necesidades artificiales que intoxican a nuestra juventud con un consumismo sin fin, acercándonos cada vez más al inminente agotamiento de los recursos en la tierra.
Ante tales circunstancias, los
movimientos sociales que forman parte de La Vía Campesina se han
encontrado con la necesidad de construir una propuesta propia para la
formación de jóvenes, mujeres y hombres, campesinos, indígenas,
trabajadores rurales y demás personas excluidas para que, en
permanente proceso de acción y reflexión, se construya el nuevo
sistema alimentaría que necesitamos.
Formándonos Para
Vencer
Para aportar al debate, hemos tomado
la osadía de colocar algunas líneas sobre los elementos que se debe
abordar desde el punto de vista pedagógico en un proceso de
formación con jóvenes luchadoras y luchadores por la Soberanía
Alimentaría. Antes de profundizar, vale destacar que esta
descripción es simplemente un resumen de múltiples esfuerzos
colectivos nutridos por las hermosas experiencias de cientos de
formadoras y formadores, fundadores de grandes experiencias
pedagógicas como son la Escuela Latino americano de Agroecología
(ELAA) en Brasil, el Movimiento Agroecológico Campesino a Campesino
(MACAC) en Cuba, y el Instituto Latinoamericano de Agroecología
Paulo Freire (IALA-PF) en Venezuela.
Mientras
las universidades tradicionales siguen adiestrando miles de
“técnicos” (promotores del agronegocio), desde el 2006 la Vía
Campesina viene desarrollando experiencias novedosas con la creación
de espacios de formación agroecológicos que democratizan el debate,
el conocimiento, las ciencias y tecnologías. Estos espacios,
incluyendo nuevos IALA en Paraguay (IALA-Guaraní), Brasil
(IALA-Amazónico), y Nicaragua (IALA-MesoAmérica), son lugares donde
la formación es orientada hacia el pensamiento critico y, a la vez,
busca dotar a la juventud con herramientas prácticas para construir
la Soberanía Alimentaria. Estos espacios son conquistas sociales, el
resultado de mucha lucha y movilización por una educación que
dignifica a la realidad campesina, y son espacios donde la educación
popular es fundamentada en los principios
filosóficos y pedagógicos que se detallan a continuación.
Principios Filosóficos:
Educación
desde y para la Transformación Social: Formar
mujeres y hombres con nuevos valores, con un nuevo
emocionar ante los demás seres humanos que lleve al accionar para la
transformación social, optando siempre por los pueblos y rechazando
opciones de vida promovidas por el capital. Se
plantea el rescate de los más elevados valores humanos como la
solidaridad, humildad, igualdad, justicia, honestidad,
internacionalismo, y el respeto a la naturaleza como fundamento de la
praxis de los sujetos en formación.
Educación
desde y para la Diversidad: El
neoliberalismo promueve una cultura única en la cual se
universalizan anti-valores como el consumismo, la dominación y el
egoísmo. La educación agroecológica, al contrario, retoma la lucha
indígena, negra, feminista, anticolonial y antiimperialista de más
de 500 años. La agroecología pone frente a la cultura única y
defiende a la gran diversidad popular de la humanidad, la
biodiversidad como principio organizadora de la Madre Tierra, y la
pluralidad de saberes.
Educación
desde y para el Trabajo y Cooperación: Rescatar
el trabajo como medio dignificador del ser humano. El trabajo
como acción liberadora y no como cosificador del sujeto trabajador.
El estudio va vinculado al trabajo productivo y al trabajo
comunitario y viceversa. Se plantea formar
nuevas ciudadanas y ciudadanos desde una nueva relación sustentada
en el dialogo y en la horizontalidad, donde la cooperación se
convierte en una necesidad ética tanto en el estudio como en el
trabajo. Cooperación expresada entre
educandos/as-educandos/as, educandos/as-facilitadoras/es,
educandos/as-comunidades, etc.
Educación
desde y para la Rebeldía: En palabras
de Paulo Freire diríamos que “luchamos por una educación que nos
enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”.
Empujar una educación desde nuestra
inconformidad con el sistema pero al mismo tiempo canalizar procesos
de luchas que oriente hacia la transformación social, hacia la
humanización del ser humano. Desde la educación encausar la
rebeldía por un mundo mejor y más humano.
Principios Pedagógicos:
Relación
Práctica/Teoría/Práctica: La praxis
establece un encuentro recíproco y dialógico entre la
acción-reflexión-acción. Respecto a esto, el maestro Freire nos
decía que “no hay palabra verdadera que no sea
unión inquebrantable entre acción y reflexión”.
La formación verdadera se hace transformando a la sociedad.
Enseñanza/Aprendizaje:
Es la relación dialéctica y
horizontal que se establecen entre el educador y el educando, donde
no existe ninguna jerarquización entre ambos. El enseñar y el
aprender se unifican en un mismo acto, formando colectivos
conscientes de su deber social. Toda la comunidad en formación se
compromete con cumplir los demás, ocupando todo el tiempo y espacio
disponible para cosechar la mayor suma de formación posible.
Diálogo
de Saberes: Convencidos que solo desde
la diversidad de visiones, perspectivas, y planteamientos se llega a
un conocimiento integral, se construye una verdadera comunicación
entre las y los participantes para que fluyan los conocimientos, las
ideas, los sentires y saberes, reconociendo la legitimidad de todas y
todos que luchan por un mundo mejor.
La
Investigación Militante, Contextualizada y Participativa: Aquí
el enfoque es de una investigación arraigada en las necesidades
reales del campesinado, sin jamás colocar al campesinado como objeto
de estudio. El campesinado, especialmente su juventud, es el sujeto
protagónico de su formación y liberación. Además, la
investigación tiene un fin estratégico – alcanzar la Soberanía
Alimentaría.
La Cosecha
Los espacios de
formación abiertos por La Vía Campesina ya están dando sus
primeras cosechas – novedosas experiencias pedagógicas, diferentes
métodos para el dialogo democrático, y sin lugar a duda lo más
importante, jóvenes luchadoras y luchadores que han asumiendo la
Soberanía Alimentaría como bandera de lucha para la transformación
de sus realidades. Y aunque todavía faltan muchos más espacios de
formalizados, hay cientos de procesos de formación en permanente
construcción desde las bases de las organizaciones sociales
campesinas. En toda América, la juventud campesina se está
preguntando y a la vez aportando al debate, ¿Qué hacemos para
lograr la Soberanía Alimentaria?
No hay comentarios:
Publicar un comentario